Principales divinidades adoradas por los aztecas


Los aztecas, que celebraban muy escrupulosamente sus ritos, ceremonias y fiestas mensuales, anuales y periódicas en honor del Sol, la Luna, la primavera, el amor, el comercio, los sentimientos nacionales, etc., tenían un calendario o Libro del Sol en el que estaban consignadas las tradiciones, divinidades y ritos. Los meses aztecas, de dieciocho y veinte días, estaban consagrados a diferentes divinidades, de modo que en todos ellos había una fiesta religiosa.

Los templos, llamados teocalli, imponentes por su grandeza, presentaban la forma de pirámides truncadas de dos o más pisos, en cuyo interior se hallaban las colosales estatuas de las divinidades, y en la parte exterior, las viviendas de los sacerdotes y la piedra de los sacrificios o techtal.

Si bien entre los aztecas no existieron castas sacerdotales, florecieron entre ellos las instituciones de hombres y mujeres destinadas a atender las numerosas y crecientes manifestaciones del culto, cuyo jefe político y militar era a la vez el sumo ¡ pontífice y supremo sacrificador.

Entre sus principales deidades se cuenta Huitzilopochtli, dios de la guerra y el espanto, una de la¡3 divinidades más famosas por sus legendas y por su constante y directa intervención en la fundación del reino azteca y en su posterior desenvolvimiento y superioridad sobre los pueblos circunvecinos.

Ometeguhtli y Omecihuatl, también llamados Citlalatonac y Citljalicue, respectivamente, se presentan unidos porque en esa mitología representan al varón y la mujer, de cuya unión procede todo, hombres, dioses espíritu y materia. Eran, por consiguiente, los padres de la creación.

Cihualohuatl, mujer culebra, fue la primera mujer del mundo, madre de la especie humana. Mictlanieuctli y Mictecacihuatl formaban un ¡matrimonio divino que constituía él supremo tribunal encargado de juzgar, en un juicio final y según sus Sobras, a todos los muertos.

Paynal era una divinidad guerrera, ayudante de Huitzilopochtli, y Tezcatlipoca o alma del mundo, la ¡Providencia de los aztecas.

Quetzalcóatl era una de las divinidades más veneradas entre los aztecas, que la reverenciaban en el lucero del alba. Se lo tenía por el más benéfico, suave y humano de sus dioses. I

El dios de las aguas y de la fecundidad de la tierra fue llamado Tláloc, quien, con su esposa Matlacueyé, presidía la primavera. A Centeotl, diosa encargada de cuidar de los sembrados y de las cosechas, se la representaba como una joven muy hermosa, de abundante cabellera.

Otros dioses eran: Omecetl, que presidía los festines; Yxtlitlon, genio benéfico de los niños; Nappatecuhtli, protector de los fabricantes de esteras; Opuchtli, patrón de los pescadores; Xiuhtecuhtli, deidad del fuego; Tyacatecuhtli, dios de los mercaderes; Tezcatzucatl, genio protector de los bebedores, etcétera.

A los Tepictoton se los reverenciaba como a dioses protectores del hogar.

La religión azteca fue cruel y sangrienta; así lo testimonian las antiguas crónicas que nos relatan los sacrificios humanos realizados en honor de los dioses, a quienes se ofrendaban víctimas extendidas sobre piedras donde les arrancaban el corazón.