Otros métodos para el registro de sonidos


El estudio de los problemas derivados de la necesidad de perfeccionar el registro de los sonidos y su posterior reproducción, así como el abaratamiento de su costo, llevó al descubrimiento de nuevos métodos que se basan en el registro del sonido sobre cintas de acetato de celulosa o películas recubiertas de gelatina, por medio de un aparato llamado registrador continuo, que graba sobre la cinta o película por medio de un micrófono que capta el sonido y lo transforma en pulsaciones mecánicas. Estas pulsaciones se graban sobre la cinta, que se desenrolla a una velocidad de 20 a 30 metros por minuto para hacer posible la grabación de todas las variaciones de tono, mediante unos finísimos estiletes.

Al hacer pasar la cinta entre un rayo de luz y una célula fotoeléctrica, en virtud de la huella de transparencia variable dejada sobre ella por el estilete, la traza visible del sonido se convierte en impulsos eléctricos que son amplificados y reproducidos por un altavoz. El paso, a una velocidad de 23 metros por minuto, de un finísimo alambre por entre las placas de un electroimán, es la base de la grabación de sonidos en el hilo magnetofónico, sistema que ofrece, entre otras, la propiedad de poder “borrar” cualquier parte de la grabación sin perjudicar el sonido de las partes adyacentes, y una notable resistencia al calor, que permite la soldadura de alambres rotos sin dañar la grabación. El fenómeno, que es reversible, se produce así: cuando por la bobina de un electroimán circula la corriente sonora de un micrófono, en el alambre queda la huella magnética de las variaciones del electroimán, que el circuito de un teléfono altavoz reproducirá en forma de sonido.

En 1958 comenzó a difundirse el último adelanto en el campo de la fonografía: los discos estereofónícos. En este sistema, el sonido es reproducido de tal modo que las relaciones espaciales entre las fuentes del sonido se conservan, o sea que el oyente tiene la impresión de encontrarse, no ante una reproducción de una música o un canto ejecutados anteriormente, sino que la orquesta toca y el artista canta ante él. Para obtener ese efecto, los discos son impresos con dos o más grabadores de sonidos y tienen dos series de sonidos, grabados en uno y otro lado del surco. Los sistemas estereofónícos, que también se aplican en las grabaciones de cintas magnéticas y en los filmes, se basan en el hecho de que una persona con poder auditivo normal puede determinar la dirección de donde proviene un sonido por medio de la diferenciación entre los tiempos de llegada de las ondas sonoras a sus oídos. Los aparatos de reproducción, además, están provistos de dos altavoces en lugar de uno.