El liquidámbar, cuya madera tiene muy pocas aplicaciones


El liquidámbar es un árbol que alcanza una altura considerable y crece en diferentes comarcas del territorio norteamericano. Durante sus primeros años lo vemos muy esbelto, dirigiendo al cielo su copa, como la punta de una flecha, pero al paso que envejece va perdiendo esta graciosa forma. Las hojas son profundamente recortadas, y constan de varios puntiagudos lóbulos, que semejan grandes estrellas verdes. Durante el invierno, la porción de tierra que rodea al árbol está sembrada de unas bolas que terminan en cuernecillos, las cuales son sus frutos. Cada uno se compone de numerosas y duras cápsulas, apiñadas en forma de esfera. Resulta necesaria la enorme abundancia de ellas, que vemos pender de las ramas desprovistas de hojas, para asegurar la reproducción del liquidámbar, porque cada esfera contiene muy pocas semillas fértiles. A pesar de la considerable altura del árbol, no es muy apreciada su madera, a no ser para determinados propósitos en que puede ser útil su apretado grano y estructura correosa. Crece la especie americana en América Central y en la vertiente atlántica de América del Norte. De ella se obtiene una resina balsámica que se utiliza en medicina con el nombre de liquidámbar.