Graciosa historia del astuto hindú que afeitó a un mono


Un indio astuto decidió castigar al cabecilla de una manada de monos que le había estropeado el huerto. Para ello, hizo un hoyo en el suelo, y en el fondo del mismo colocó un apetitoso plátano. Ocultó alrededor de la boca del agujero un lazo corredizo formado con una cuerda, que tapó muy bien con arena. Esta cuerda iba a pasar a través de una argolla, sujeta al tronco de un árbol cercano, y tomando en sus manos la extremidad de ella, alejóse unos pasos el indio y se puso al acecho, bien oculto. Al fin llegaron los monos. El cabecilla un viejo macho, salió de la espesura en tanto que sus hembrase hijos permanecían escondidos en el bosque escudriñándolo todo, de pronto descubre un plátano, en el fondo del agujero, metió la mano para apoderarse de él. Entonces tiró el indio con fuerza de la cuerda y quedó el simio preso por el brazo.

Halando sin cesar, logró arrastrar al mono hasta besar el árbol donde estaba la anilla, y, saliendo de su escondite, el indígena comenzó a dar vueltas y vueltas, con la cuerda en la mano, alrededor del árbol, hasta dejar al mono perfectamente ligado a su tronco y privado de todo movimiento. Hecho esto, proveyóse de agua y jabón y de una brocha, embadurnó de espuma la piel del animal, y lo afeitó. Soltólo después, y el mono corrió despavorido a reunirse con los suyos. Pero éstos lo miraron con asombro al principio y más tarde con disgusto, y, cayendo sobre él, propináronle una soberana paliza, acabando por expulsarlo del bando; con lo cual quedó éste deshecho y nuestro hombre recobró la tranquilidad perdida, al desaparecer el peligro que amenazaba sus cosechas.