El fuerte olor que despide el zorro sirve de rastro a los perros que lo persiguen


Parientes próximos de los lobos son las diversas especies de zorros. Hay costumbre de cazarlos a caballo con una jauría; pero es deporte de gente rica y sólo posible en países de grandes llanuras; en las regiones montañosas hay que cazarlos con trampa o con escopeta y perros. El zorro es un animal de instintos crueles, y, como el leopardo, mata cuantos animales puede, por el mero placer de hacerlo. Así se cuentan innumerables casos de zorros que en una noche sacrificaron docenas de aves, aunque sólo necesitaran una o dos para sustentarse.

El zorro vive en un agujero que él mismo se cava en la tierra, o entre las raíces de los árboles viejos, y a veces comparte con el tejón la madriguera hecha por el último. El tejón es muy asustadizo. Su pelo es largo y sedoso; y no hay ningún otro animal de su tamaño que tenga mandíbulas tan poderosas. El zorro y el tejón no se pelean, pues, de hacerlo, saldría el zorro malparado. Las madrigueras en que viven juntos tienen con frecuencia dos pequeños aposentos, situados a cada extremo; en uno de ellos cría la zorra, y en el otro la hembra del tejón. Aunque la mordedura del zorro no es tan temible como la del tejón, no por eso deja de ser peligrosa, y hay personas que han contraído la enfermedad de la rabia a consecuencia de haber sido mordidas por un zorro hidrófobo.

El zorro es tan atrevido como astuto, y despide un olor muy fuerte, cuyas trazas persisten largo tiempo. Esto es lo que les sirve de rastro a los perros, permitiéndoles perseguir al zorro, sin verlo. No lo buscan con la vista, sino que se limitan a husmear el suelo, siguiendo siempre la dirección que les señala ese olor. En América se hallan dos especies de zorros: el de pelo rojo, que vive en la parte septentrional del continente, donde se lo caza con trampa, por razón de su piel, que es empleada en peletería, y otra especie, de tamaño más pequeño, el zorro gris, que trepa a los árboles.