Un organismo que llevan ciertos mosquitos y que es mortal para el hombre


Entre los que en la India se dedicaron a esa investigación, figuraba un joven oficial, cuyo nombre era Ronald Ross. Estudió primeramente cuantas especies distintas de mosquitos pudo descubrir; luego examinó la sangre de las personas picadas, y halló en ella seres microscópicos, que constituían sin duda la causa de la enfermedad. Pero, ¿de qué modo habían penetrado en el cuerpo esos organismos? ¿Qué intervención tenía en ello el mosquito?

Tras meses de ardua labor, comprendió que había seguido un camino totalmente equivocado.

El mosquito que había estado buscando es de los que duermen durante el día y sólo salen de noche para picar a sus víctimas. Pertenece, efectivamente, a una especie nocturna. En cuanto se dio cuenta de ello y hubo examinado esta especie de mosquito, llamado anofeles, halló la recompensa de sus desvelos, pues al estudiar sus particularidades averiguó que en el aparato digestivo de la hembra, que es la que se alimenta de sangre, pues el macho lo hace sólo con jugos vegetales, se desarrollaban unos parásitos microscópicos que dicho mosquito adquiría al chupar la sangre de las personas atacadas por el paludismo. Después de multiplicarse en el organismo del mosquito, dichos parásitos pasaban a sus glándulas salivales, y cuando el insecto picaba a una persona sana, al introducir en la piel el aparato bucal, le inoculaba los temibles seres, transmitiéndole de ese modo la enfermedad.

De nada serviría hallar la causa de un mal, si no descubriésemos también el remedio. Ahora bien: lo mismo los mosquitos comunes o cúlex que todas las demás especies de culícidos, y otros muchos insectos afines, depositan siempre sus huevos en el agua, en lugares húmedos cubiertos de vegetación en putrefacción o debajo de la corteza de los árboles caídos. Allí es donde incuban, y, convirtiéndose en insectos perfectos, se disponen a llevar a cabo su obra de terrible destrucción. En los países donde se descuida el desagüe y el alcantarillado, hay en las calles de las villas y aldeas muchos charcos de agua estancada, y montones de basura donde a menudo se ven recipientes viejos que también contienen agua, muy a propósito para que en ellos se críen los mosquitos. Resulta, pues, evidente, que lo primero que debe hacer la gente para evitar las funestas consecuencias de la plaga de mosquitos, es cuidar de la limpieza.