La taimada hormiga león, que hace un pozo para cazar a su presa


Al orden de insectos llamados neurópteros pertenece la hormiga león, que es uno de los más notables que existen. Después de sufrir su metamorfosis, conviértese en un bello animalito alado parecido a la libélula; pero cuando presenta un especial interés es mientras permanece en estado de larva, la cual construye una trampa en forma de embudo de la siguiente manera: una vez que elige un lugar arenoso y seco, comienza por trazar una especie de canal circular; colócase luego en su centro y, enterrándose a medias en la arena, se pone a cavar. Utiliza una de sus patas a manera de pala con la cual arranca la arena y la arroja después fuera del canal circular, construyendo de este modo, con una habilidad prodigiosa, un hoyo en forma de embudo, que tiene en la parte superior de cinco a siete centímetros de diámetro, y cuyas paredes se van estrechando hacia el fondo.

Después de terminar el trabajo entiérrase la hormiga león casi del todo en la arena del fondo del pozo, y espera a que caiga en la trampa algún insecto. Cuando una hormiga o cualquier otro ser, resbala hasta el fondo del embudo, sale la hormiga león de su escondite y cogiendo a la víctima con sus poderosas mandíbulas, no la abandona hasta haber chupado todos los jugos de su cuerpo; entonces la arroja fuera del pozo y se oculta de nuevo en espera de otro insecto. Si el prisionero es lo bastante mañoso para escaparse de las mandíbulas de la hormiga león, y trata de fugarse trepando por los costados del embudo, socava aquélla la pared por debajo y provoca un desprendimiento de arenas, que hacen caer al fondo a su presa nuevamente, y esta vez no se salvará de ser atrapada por la terrible hormiga.