La cómoda vivienda que construye la frigánea


La frigánea es otro insecto útil. Sus huevos se incuban en el agua, donde son depositados por la hembra; las larvas son muy buscadas por los pescadores, quienes las utilizan como cebo. Fabrican las frigáneas unas viviendas admirables, en las cuales pasan las larvas y las ninfas su vida bajo el agua.

Reúnen estas larvas trocitos de madera y hojas, granos de arena y pequeños fragmentos de conchas y lo cementan todo juntamente para formar la más cómoda de las viviendas. Algunas especies cortan hojas y ramitas de escasa longitud y forman con ellas un tubo. Otras edifican su casa con conchas, en las que habitan los pequeños animales a quienes éstas pertenecen; los moluscos vivos son encadenados y obligados a formar un cinturón viviente o escudo protector de la larva.

Dentro de dichos tubos hilan éstas una especie de túnica de seda, que les recubre la extremidad del abdomen, pero deja paso a sus patas y cabeza, de suerte que pueden coger su alimento, que consiste en sustancias vegetales o animales. Para cazar éstos, algunas larvas construyen en la superficie del agua, redes de seda que ellas mismas producen en las glándulas bucales, y que sujetan en las plantas acuáticas. En estas redes quedan apresados gran cantidad de animalitos, a los que aquéllas se apresuran a devorar. Las larvas de otras especies de frigánea, colocan el tubo en dirección contraria a la corriente, de tal manera que penetren en él sus presas; algunas frigáneas se hallan provistas de patas anteriores adaptadas a la caza. Cuando tienen que sufrir la nueva transformación, cierran también la puerta delantera, con placas de seda o con piedras, de tal modo que el agua pueda penetrar, pero no los animales enemigos. Antes que se efectúe enteramente el gran cambio, el animal sale otra vez, abandona para siempre su celda y trepa a una planta donde se rasga su envoltura; entonces queda al descubierto un precioso insecto alado: es la frigánea adulta conocida por nosotros.