¿Por qué limpia el amoníaco algunos objetos?


El amoniaco es realmente un gas, pero, a semejanza de otros gases, puede disolverse en el agua, pues es más soluble, como en química se dice, en el expresado líquido que ningún otro gas. A la solución en agua del gas amoniaco suele, por lo común, designársela con el nombre de amoniaco, y se la usa con gran frecuencia para limpiar muchos objetos. El nombre de «amoniaco líquido», que a veces se le da, no es correcto, porque se trata simplemente de agua que contiene una cantidad de gas amoniaco en disolución, como acabamos de ver.

El amoniaco limpia algunas superficies metálicas, como el bronce, mucho mejor que el más potente jabón; pero tiene tanta fuerza que no podemos emplearlo para todo. La razón de que el amoniaco tenga tanta eficacia para quitar manchas, grasosas especialmente, es, en primer lugar, que, como todos los álcalis, posee la propiedad de disolver las grasas y aceites, como dijimos ya al hablar de los jabones ordinarios. Pero el amoniaco es diferente de todos los demás álcalis, porque, por ser un gas, penetra por los poros e intersticios de los objetos, y no deja, de esta suerte, partícula alguna de grasa, por escondida que esté. El amoniaco es, por consiguiente, un limpiador ideal.