¿Por qué son las aguas corrientes más puras que las estancadas?


Aunque a primera vista nos parezca que el agua es un cuerpo inactivo, no lo es en realidad. Ante todo es un gran sostenedor de la vida. Es, además, un magnífico disolvente de los gases que gravitan sobre ella, y de los sólidos que la sostienen; y estos gases y sólidos ayudan también al mantenimiento de la vida. Por eso las aguas estancadas no tardan en llenarse de seres vivientes y de infectarse con los productos de la vida de éstos. Las llamamos impuras, o no potables, porque no son a propósito para beberías; pero en realidad, a pesar del nombre denigrante que les damos, no hacen con ello más que cumplir el cometido para que fueron creadas.

Las mismas aguas que llamamos puras contienen otros cuerpos extraños a ellas, en especial las aguas corrientes, que son muy ricas en gases. Probablemente, toda el agua corriente procede de las nubes, que la dejaron caer naturalmente bajo la forma de lluvia, que es la más pura de todas las formas naturales del agua, aunque contiene también cierta cantidad de polvo y de gases que recoge al pasar por el aire.

Los gases que contienen en disolución las aguas corrientes son los que les comunican su exquisito sabor. Los chinos solían decir, hace muchísimo tiempo, que para preparar un excelente té se ha de utilizar el agua de un arroyo que corra con gran impetuosidad. Si comparamos el té preparado de este modo con otro hecho con agua destilada, éste nos parecerá extremadamente insípido.