¿Cómo se puede averiguar la edad de la Tierra?


Si por edad de la Tierra aceptamos la de la corteza terrestre, podemos decir que dicha edad puede ser conocida con mucha aproximación a sus cifras reales.

Los geólogos nos enseñan que la Tierra, en las diversas capas de su corteza, tiene escrita buena parte de su propia historia, que ellos han sabido leer y a través de la cual han estimado aproximadamente la época de formación de cada capa, y, según su duración, la edad de la corteza terrestre. Las formaciones geológicas más antiguas son las del período precámbrico, en el cual el grupo azoico tiene una edad estimada en 1.500 millones de años. La Tierra ha de tener, por supuesto, una edad mucho mayor.

Pero los geólogos cuentan también con un método mucho más preciso e interesante que el de las capas geológicas: es el proporcionado por la radiactividad; en efecto, ella representa para los geólogos un valioso y exacto reloj incrustado en el corazón de la misma piedra.

Veamos en qué consiste este método y en qué medida concuerda con el mencionado anteriormente.

Es un hecho conocido que el uranio, que es un mineral radiactivo, siguiendo una cadena de transformaciones termina por convertirse en plomo. Esta transformación se realiza lentamente, mas con un ritmo constante e inalterable. Cuanto mayor es el tiempo transcurrido desde que comenzó la transformación, mayor es la cantidad de plomo formado a partir del uranio. De modo que si en una roca que contiene uranio se determina la cantidad de plomo existente en proporción con la de aquél, se tendrá una medida del tiempo en que comenzó la transformación radiactiva, y en cierta manera la edad de la roca. Estas determinaciones han permitido saber que la edad de la corteza terrestre es de 2.000 millones de años, resultado que concuerda satisfactoriamente con el anterior.

Hay todavía otro método que permite el conocimiento de la edad de la Tierra, y es el estudio de la salinidad de los mares. En efecto, el lavado constante de los continentes, efectuado por las lluvias, arrastra hacia los mares gran cantidad de sales. Al evaporarse el agua del mar, lo hace a una velocidad constante, y deja todas sus sales en el agua residual. Estas sales van concentrándose con el tiempo. Es fácil suponer que si medimos el tiempo que tarda un sistema igual -en el laboratorio- en concentrar hasta cierta medida las sales que disolvamos en él, podremos, mediante la determinación de la salinidad de las aguas del mar y su comparación con el sistema tipo, calcular el tiempo transcurrido para que los océanos alcanzaran tal grado de salinidad. Estos cálculos demuestran que la edad de los mares es de 2.000 millones de años, resultado que concuerda admirablemente con los obtenidos con los métodos antes citados.


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