¿Necesita alimentarse el cerebro para funcionar normalmente?


El cerebro está formado de nervios y células nerviosas. Estas sustancias, tomadas en conjunto, han recibido el nombre de tejido nervioso, el cual sabemos que es uno de los más ricos en sangre de todo el organismo humano. La sangre lleva consigo las sustancias alimenticias, sin las cuales el tejido nervioso no puede funcionar, pues no contiene en sí prácticamente reserva alguna de aquéllas. Si cesa por un momento esta alimentación suministrada por la sangre, las fuerzas del tejido nervioso se agotan mucho más rápidamente que las de todos los demás tejidos de que está constituido nuestro cuerpo.

Un sencillo y admirable experimento demostrará esto al lector, prácticamente. La mampara o cortina que constituye la parte posterior del ojo, y que recibe los rayos de luz de cuantos objetos vemos, está formada por tejido nervioso cruzado en todas direcciones por una tupida red de vasos arteriales. Pues bien, si cerramos un ojo, miramos con el otro y nos oprimimos fuertemente con un dedo, colocado sobre el párpado, el ojo abierto, al cabo de tres o cuatro segundos todo lo veremos completamente oscuro. Aunque el ojo permanece abierto y entra a él luz en abundancia está enteramente ciego. Si retiramos el dedo, después de un segundo o dos habremos recobrado la visión. La causa del enceguecimiento reside en que, cuando oprimimos el ojo, impedimos que circule la sangre por la cortina de que antes hemos hablado, y transcurridos unos dos segundos, durante los cuales ha estado consumiendo el alimento que había tomado a la sangre, su actividad queda agotada y el ojo se ciega momentáneamente.