¿En dónde tuvo su origen el alfabeto de que nos servimos actualmente?


Nadie, en verdad, sabe a punto fijo en dónde tuvo su origen el alfabeto, porque se fue formando gradualmente, como tantas otras invenciones. Pero nos consta positivamente que no es obra exclusiva de ningún hombre ingenioso que lo compusiera de una vez al primer intento, o en varios; y también sabemos perfectamente que el alfabeto empezó por figuras.

Así como un niño lee o aprende cosas por medio de figuras, o representaciones, cuando aún no sabe leer las letras, del propio modo los hombres solían leer y escribir por medio de imágenes; y éstas fueron simplificándose gradualmente, hasta que al fin pudieron ser utilizadas fácilmente como lo son hoy nuestras letras.

Hace muchísimos siglos que los egipcios se servían ya de dos clases de escritura. Los sacerdotes empleaban el sistema de imágenes o figuras llamado escritura sacra o jeroglífica. Pero el vulgo se servía de una clase de escritura diferente en la cual los jeroglíficos se habían simplificado. En fecha relativamente reciente se intentó leer la antigua escritura sacra de los egipcios, compuesta de figuras; no fue posible conseguirlo hasta descubrirse la piedra llamada de Roseta y averiguarse que tenía grabada en su superficie la misma inscripción repetida tres veces: una en jeroglíficos, otra en escritura popular, o demótica, y la tercera en griego. Esto dio la clave de la escritura jeroglífica, que hoy se conoce perfectamente.