¿Por qué nos despertamos por la mañana?


Observemos, ante todo, que nuestro sueño no tiene el mismo grado de intensidad durante toda la noche. Al principio dormimos profundamente, mientras nos hallamos en el primer sueño, como suele decirse. Nuestro sueño será tanto más reparador cuanto más profundo sea; de ahí que nos levantemos de la cama satisfechos y rozagantes después de una noche de sueño reposado y tranquilo. Al cabo de algunas horas de habernos dormido, nuestro sueño se va haciendo cada vez menos intenso. Todos hemos observado, en efecto, que, cuanto más tiempo llevamos durmiendo, mayor es la facilidad con que nos despertamos. Un pequeño ruido, que al principio de nuestro sueño no habríamos advertido, nos despierta fácilmente después de transcurrido algún tiempo.

Esta es, precisamente, la razón de por qué nos despertamos: nuestro sueño se ha ido debilitando más y más, a medida que las horas transcurrían, y se ha ido despertando nuestro cerebro de una manera espontánea. Y en estas circunstancias, un sonido o una luz cualquiera, o tal vez un movimiento que inconscientemente ejecutamos; bastan para despertamos, porque ya nuestro sueño es muy ligero. Vivimos en un medio que nos hemos preparado nosotros mismos; pero si viviésemos a la intemperie, como los hombres primitivos, o las aves actuales, la luz se encargaría de despertamos cada día, como las despierta a ellas.