¿Es posible medir el peso de un rayo de luz?


Durante mucho tiempo se creyó que la luz no tenía peso o sea que era “imponderable”; pero la teoría de la relatividad, del sabio Alberto Einstein, probó que todas las formas de la energía tienen peso y, en particular, la luz. Así, según esta notable teoría, al ponernos al sol aumentamos de peso pues nos calentamos, y el calor, como forma de la energía, tiene cierto peso. Del mismo modo, un tenue rayo de luz tiene peso, aunque sea un peso inconcebiblemente pequeño. De acuerdo con esta concepción de la física moderna, no sería disparatado que una fábrica de energía eléctrica decidiera vender la electricidad o la luz por kilogramos, como si se tratara de harina o de carne.

Se podría pensar que todo esto es cosa de teoría o simple gusto de fantasear de los hombres de ciencia, pero no es así: los físicos no sólo han probado teóricamente que la luz tiene peso, sino que también han medido ese peso en diferentes formas.

El fenómeno del peso de la luz fue predicho por primera vez por el genial físico inglés Clerk Maxwell, mucho antes de que Einstein hubiera probado teóricamente el valor de ese peso. En aquella época se hablaba de “presión de la luz”, porque en cierto modo los físicos no concebían que la luz pudiera tener exactamente eso que llamamos peso.

La comprobación experimental del peso o presión de la luz ha sido hecha en varias formas por los hombres de ciencia. Delicadísimas balanzas han podido medir la presión que se ejerce con un haz de luz, y así se demostró que su peso es exactamente el que había sido primero previsto por Maxwell y luego por Einstein. De este modo, la ciencia nos brinda continuas sorpresas y a cada momento corrige sus antiguas aseveraciones.