¿Por qué soplan los vientos?


Cuando miramos una veleta, podemos decir en qué dirección sopla el viento. La parte giratoria de la veleta presenta una superficie mucho mayor en un lado que en otro, y, naturalmente, el primero es rechazado en dirección contraria al viento, y así el lado de menor superficie nos señala el punto de donde aquél sopla. Generalmente se fijan en la espiga de la veleta cuatro brazos, en cuyos extremos se coloca una de las letras N., S., E. y O. en la dirección de los cuatro puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste, respectivamente. Cuando la flecha de la veleta, o el pico del gallo, miran hacia el Norte, es porque de esta dirección sopla el viento.

Nada más fácil que leer las indicaciones de la veleta, aparato que sugiere otras muchas preguntas.

¿Por qué, pongamos por ejemplo, sopla el viento? ¿Por qué no permanece siempre en reposo como en los bellos días estivales? ¿Por qué sopla unas veces con suavidad, otras con fuerza, y otras, por fin, se convierte en espantoso huracán? ¿Por qué sopla en unas ocasiones del Norte, en otras del Sur, y en otras, por último, del Este o del Oeste? Y, para terminar: ¿por qué cuando soplan ciertos vientos hace buen tiempo, y malo cuando soplan otros, en cambio?

La ciencia que trata de los fenómenos atmosféricos se llama meteorología, vocablo derivado de otros dos griegos que significan: meteoros, elevado en el aire, y logos, tratado. La palabra meteoro se aplica a diversos fenómenos, a saber: aéreos, como los vientos; acuosos, como las lluvias, la nieve, el granizo; luminosos, como el arco iris, el parhelio, la paraselene; eléctricos, como la aurora boreal, el rayo, el fuego de San Telmo; y de origen no bien conocido, como los meteoritos. Y, porque cualquier fenómeno que se desarrolla en la atmósfera recibe el nombre de meteoro, la ciencia del tiempo recibe la denominación de Meteorología.

Volvamos ahora a la primitiva pregunta: ¿Por qué sopla el viento? Pues por la misma razón que sale el humo por una chimenea. Donosa es la respuesta, mas correcta. La verdadera causa del viento es que el aire se dilata y eleva a las regiones superiores de la atmósfera, cuando su temperatura aumenta. Si tomamos una botella vacía, la tapamos con tapón de corcho y la colocamos próxima al fuego, o salla el tapón con estrépito o revienta la botella. El aire que ésta contiene necesita ocupar mayor espacio.

Ahora bien, el Sol envía a la Tierra sus rayos y eleva la temperatura del aire en algunos lugares; y como el aire caliente es más ligero que el frío se dirige hacia Ias regiones superiores de la atmósfera, y el aire frío de los lados acude presuroso a llenar el vacío que el otro deja. Y ésta es, expresada del modo más sencillo, la razón por la cual el viento sopla.

Generalmente, algunas horas después de la salida del Sol, empieza a soplar una brisa, llamada virazón, do la parte del mar hacia la tierra. ¿Porqué? Porque bajo la acción de los rayos solares la tierra se calienta más que el agua, se eleva el aire que gravita sobre ella, y el que posa sobre el mar, que está más frío, acude a ocupar su puesto, repitiéndose constantemente y de un modo indefinido este fenómeno. Cuando se pone el Sol, ocurre lo contrario; la tierra se enfría más pronto que el mar, de suerte que el aire que descansa sobre ella se pone más frío que el de aquél; éste se eleva y el de la tierra acude enseguida a llenar el vacío que el otro deja. A esta brisa, que sopla de la parte de tierra, se da el nombre de terral.