¿Nos rechaza una pared cuando tropezamos con mucha fuerza sobre ella?


Sir Isaac Newton formuló las tres leyes que rigen el movimiento, la segunda de las cuales es aplicable a este caso. Dice: “la reacción es igual y contraria a la acción” y la vemos comprobada siempre que se verifica una acción.

Cuando disparamos un cañón, por ejemplo, es éste repelido hacia atrás, en virtud de una fuerza llamada de retroceso, que no es más que la reacción correspondiente a la bala; y si pudiésemos comparar el peso y la velocidad de retroceso del cañón con el peso y la velocidad de salida del proyectil, veríamos que la acción y la reacción eran, no solamente opuestas, sino exactamente iguales.

Si corremos con los brazos doblados por los codos, notamos que éstos avanzan cuando el pie del mismo lado se apoya hacia atrás en el suelo, lo cual constituye otro ejemplo de la misma reacción.

Si chocamos contra una pared, ésta nos rechazará con una fuerza igual y contraria a la presión que ejerzamos sobre ella al chocar, con arreglo a la ya citada ley de Newton.