¿Por qué mueren tan rápidamente la mayoría de las flores?


Consideramos con frecuencia a las flores como si se tratase de la planta entera, lo cual, desde luego, es un error. La flor es la parte más bella de la planta y la que más llama la atención; pero es tan sólo un órgano cuyo cometido es el de producir semillas de las que salen otras plantas. El proceso de la formación de las flores es complejo y empieza antes de que la flor se abra; y al abrirse, su belleza y su perfume constituyen una señal de su madurez.

No tardan entonces en acudir los insectos, llevando a las flores el polen amarillo que han recogido en las anteras de otras flores de la misma especie, con el que las fecundan; luego se formarán las semillas. Una vez hecho esto, los pétalos de la flor, que constituyen su principal adorno, no sirven ya para nada; empiezan, pues, a caerse, y decimos que la flor ha muerto, o que se ha marchitado. Pero en realidad no se trata de ninguna muerte, sino de una fase de los procesos vitales que se desarrollan en la planta de generación en generación, repetidamente.