¿Por qué es más fácil andar por una superficie áspera que por una totalmente lisa?


A esta pregunta podríamos añadir estas otras: ¿Y por qué es más fácil escalar un cerro con un calzado provisto de clavos en las suelas, que con otro de suelas resbaladizas? Y ¿por qué es prudente rascar con un cuchillo las suelas del calzado nuevo para darles cierta aspereza, antes de estrenarlo? La respuesta a todas estas preguntas es la misma: que la aspereza, lo mismo del suelo que del calzado, engendra rozamiento, sin el cual no es posible andar. Gracias al rozamiento la suela no resbala sobre el suelo, sino que se afirma en el lugar donde asentamos el pie, lo que nos permite caminar sin peligro.

Si tratamos de marchar sobre el hielo con patines, pronto nos daremos cuenta de cuan importante es el rozamiento para andar fácilmente. Veremos asimismo que es posible caminar sin necesidad de rozamiento; pero que para ello es necesario saber guardar el equilibrio, a fin de contrarrestar la tendencia en las suelas a resbalar en alguna dirección. Mientras el peso del cuerpo descansa por igual sobre toda la planta de la suela o del patín, no hay fuerza alguna que los haga resbalar; pero si el peso del cuerpo no cae por igual sobre ellos, resbalarán, mientras el rozamiento no lo impida. Si éste es suficiente, como cuando andamos por una superficie áspera, podremos dar grandes pasos sin poner mucho cuidado en guardar el equilibrio del cuerpo, porque el rozamiento impedirá que nuestros pies resbalen. Pero mientras no sea así, corremos grave peligro de caernos.