¿Está hueco el centro de la Tierra?


Aunque nadie ha visto jamás, ni verá nunca el interior de la Tierra, estamos perfectamente seguros de que debemos dar a esta pregunta una contestación negativa. Sabemos que la Tierra posee una corteza sólida muy delgada comparada con el conjunto del globo, que con suma facilidad se resquebraja y arruga, produciendo cadenas de montañas, y podemos probar que esta corteza debe ser completamente distinta de lo que bajo ella existe. Ahora bien, una de las maneras como podemos estudiar el centro de nuestro globo es pesando éste, y comparando su volumen con su peso. Esto nos da a conocer la densidad de la materia de que está formada la Tierra.

Si poseyésemos una pelota pequeña, pero terriblemente pesada, más pesada, en proporción de su tamaño, que ninguna de las que hubiésemos manejado jamás, no se nos ocurriría sospechar que estuviese hueca, sino que, por el contrario, nos llamaría la atención el que la materia contenida en su interior estuviese tan excesivamente comprimida. Esto es precisamente lo que ocurre con esta gran pelota que designamos con el nombre de Tierra. Su densidad es muy grande, y la materia que la forma es mucho más abundante y se halla mucho más comprimida de lo que podemos imaginar. Los hombres solamente hemos arañado la superficie de la Tierra, y ya, al bajar a profundidades tan relativamente pequeñas, hallamos que la densidad aumenta de un modo extraordinario, como es natural que suceda, teniendo en cuenta el peso que gravita sobre nosotros en el fondo de una mina. Así pues, podemos afirmar con certeza que la Tierra, no sólo no está hueca, sino todo lo contrario.