¿Por qué se dilata y contrae la pupila del ojo?


Si imaginamos un disco de caucho, con un orificio en su centro, entenderemos mejor la respuesta a esta pregunta. El orificio de este disco representa la pupila. Claro es que el disco que tenemos dentro del ojo no está hecho de caucho; pero es elástico como él. Está compuesto de fibras musculares que se agrupan alrededor de la pupila, aprisionándola. Este anillo recibe el nombre de iris. Delante y detrás del iris existen capas de células que contienen sustancias colorantes, y prestan su color a los ojos. Cuando contemplamos los ojos de alguien, vemos estos anillos musculares coloreados, con un orificio negro en su centro. Cuando las fibras musculares se contraen, las pupilas se empequeñecen. Este fenómeno lo podemos provocar fácilmente tapándole a una persona un ojo con una mano y retirando ésta de repente. El mismo fenómeno se observa en un individuo que ha fumado mucho opio, porque esta sustancia tiene la propiedad de contraer fuertemente el iris. En la oscuridad, el iris se afloja y ensancha, y la pupila se dilata. El objeto de esta admirable disposición es regular la cantidad de luz que penetra en el ojo. Si entramos en una habitación oscura, viniendo directamente de la claridad del Sol, no vemos nada; pero, al cabo de algunos momentos, se nos hacen visibles los objetos, porque al adaptarse el ojo a la oscuridad las pupilas se dilatan, y penetra en él mayor cantidad de luz. El fenómeno inverso se produce cuando penetramos en un lugar sombrío luego de haber estado al sol.