El verdadero interés es lo más importante


Pero para retener en la memoria con facilidad y prontitud los versos de un poema es necesario en primer lugar que surja un verdadero interés por el poema mismo, y que en el alma del lector vayan floreciendo los mismos sentimientos y vivencias que el poeta quiso expresar; en otras palabras, hay que re-crear lo que se lee.

En primer término, comenzaremos formándonos un concepto general del contenido y captaremos el sentimiento fundamental que el poeta ha querido expresar. Si se tratara, por ejemplo, de la hermosa poesía del colombiano Jorge Isaacs, titulada La Tumba del Soldado:

El vencedor ejército la cumbre
salvó de la montaña
y en el ya solitario campamento
que de lívida luz la tarde baña,
del negro terranova,
compañero jovial del regimiento,
resuenan los aullidos
por los ecos del valle repetidos.
Llora sobre la tumba del soldado
y sobre aquella cruz de tosco leño
lame el césped aún ensangrentado,
y aguarda el fin de tan profundo sueño.

La idea general de esta composición es la lealtad que el terranova tiene a su amo, la cual lo lleva a permanecer sobre la tumba de éste, muerto en el campo de batalla, hasta dejarse morir a su vez.

El sentimiento inspirador aquí expresado puede describirse como una profunda admiración unida a una compasión no menos profunda por este animal que ha sabido llevar su fidelidad hasta el extremo de dejarse morir antes que abandonar el sitio donde yacían los restos mortales de su amo. De una manera aun más general puede decirse que expresa la vivencia de una fidelidad general de la bestia frente al hombre, su compañero y su amo.

Después de habernos fijado en esto, volveremos a leer la misma poesía, más atentamente si cabe, y nos fijaremos en el orden que guardan las ideas subalternas, es decir, pensaremos primero en el vencedor ejército que sube la cumbre de la montaña y en el solitario campamento con su luz lívida y el negro terranova cuyos aullidos repiten los ecos del valle. Fijas en la memoria estas imágenes y en el oído el sonido de los consonantes, fácil nos será reconstruir los primeros versos:

El vencedor ejército la cumbre
salvó de la montaña
y en el ya solitario campamento...

¿Qué sigue ahora? Sin duda algo que rime con montaña...

y en el ya solitario campamento
que de lívida luz la tarde baña,
del negro terranova.
compañero jovial del regimiento,
resuenan los aullidos
Por los ecos del valle repetidos.

Es muy posible que esta primera parte de la composición nos cueste algún trabajo aprenderla de memoria, pero la práctica pronto nos enseñará que la dificultad no es mucha.

Es claro que sin leer varias veces la poesía no lograremos recordarla bien; pero al paso que vayamos ejercitando nuestra memoria y acostumbrando el oído a la música de los versos, nos será cada vez más fácil recordar, hasta que la misma costumbre nos ayude a retener una composición corta, como una décima o un soneto, con que sólo la hayamos leído dos o tres veces.


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