LO QUE ES ETERNO - Isaías Tegner


Los triunfos de la violencia y de la iniquidad son pasajeros: pero la verdad y la justicia se imponen al fin y duran eternamente. Isaías Tegner, poeta sueco (1782-1846). glosa tan hermoso pensamiento en la siguiente composición.

Bien puede al mundo subyugar el hombre
Que es justo y esforzado;
Bien puede su renombre
Del águila tomar el vuelo osado;
Mas la espada tal vez mirase rota,
Y herida se ve el águila potente:
La violencia es fugaz; su fin incierto
Y mudable, y su esfuerzo en breve agota
Y pasa cual la ráfaga rugiente
De airada tempestad sobre el desierto.

Mas vive la verdad... Junto al acero
De los combates aparece en calma,
Y en el rostro severo
Mostrando el vivo resplandor del alma.
Por un mundo camina
Oscuro y tenebroso:
Tornando va con expresión divina
Su vista hacia otro mundo más hermoso.
Eterna es la verdad. En tierra y cielo
Su gloria se sucede
De un siglo en otro, y sin cesar resuenan
Sus palabras. Eterna es la justicia.
Pudiera socavar acaso el suelo
En que apoya su planta, la malicia;
Mas arrancarla de raíz no puede.
Si la verdad del mundo se apodera,
El bien puedes ansiar, y si a tu lado
Por la fuerza brutal o astucia artera
Perseguida la ves, aun en tu seno
El conservarla incólume te es dado.

La voluntad es fuerte
Si en corazón enérgico reposa;
La Justicia en temible se convierte,
Y un pueblo al fin se cambia y regenera.
Los sacrificios que prudente hiciste,
De la virtud el generoso empleo.
Los riesgos que corriste.
Serán nítidos astros que aparecen
Sobre las turbias aguas del Leteo.

No es igual a la flor que dura un dia
Con su plácido aroma.
Ni al iris que fugaz súbito asoma
Tras de la nube umbría.
Cuanto bello por ti fuera creado.
No es materia, en verdad perecedera;
El tiempo que transcurre
Su mérito y valor acrecentado
Ofrecerá a la gente venidera.
Sus arenas de oro,
Con las olas del tiempo que discurre,
Con ansiedad ardiente recogemos,
Y un preciado tesoro
Legado a nuestra edad en ellas vemos.

Vive, pues, siempre a la verdad unido;
La Justicia defiende y la venera;
Goza en lo bello: tan divinos dones
Del mundo nunca habrán desparecido.
Lo que del tiempo vive, raudo el tiempo
También lo recupera
A su paso por cien generaciones.
Lo que es eterno quedará por siempre
Conservado en los buenos corazones.


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