UN POEMA - José Asunción Silva


El poeta colombiano José Asunción Silva (1860-1896), describe en estos versos la teoría y la práctica del modernismo literario, tal como él lo entiende. Silva ocupa un lugar prominente entre los cultivadores de la poesía moderna.

Soñaba en ese entonces en forjar un poema,
De arte nervioso y nuevo, obra audaz y suprema.
Escogí entre un asunto grotesco y otro trágico,
Llamé a todos los ritmos con un conjuro mágico,

Y los ritmos indóciles vinieron acercándose,
Juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose,
Ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves,
Unos cual choque de armas, otros cual canto de aves;

De Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Norte,
De metro y de formas se presentó la corte.
Tascando frenos áureos bajo las riendas frágiles
Cruzaron los tercetos, como corceles ágiles;

Abriéndose ancho paso por entre aquella grey,
Vestido de oro y púrpura llegó el soneto rey,
Y allí cantaron todos... Entre la algarabía,
Me fascinó el espíritu por su coquetería,

Alguna estrofa aguda, que excitó mi deseo,
Con el retintín claro de su campanilleo.
Y la escogí entre todas... Por regalo nupcial
Lo di unas rimas ricas, de plata y de cristal.

En ella conté un cuento, que huyendo lo servil,
Tomó un carácter trágico, fantástico y sutil;
Era la historia triste, desprestigiada y cierta
De una mujer hermosa, idolatrada y muerta:

Y para que sintieran la amargura, ex profeso
Junté sílabas dulces, como el sabor de un beso,
Bordé las frases de oro, les di música extraña,
Como de mandolinas que un laúd acompaña:

Dejé en una luz vaga las hondas lejanías
Llenas de nieblas húmedas y de melancolías,
Y por el fondo obscuro, como en mundana fiesta,
Cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,

Envueltas en palabras que ocultan como un velo
Y con caretas negras de raso y terciopelo;
Cruzar hice en el fondo las vagas sugestiones
De sentimientos místicos y humanas tentaciones...

Complacido en mis versos, con orgullo de artista,
Les di olor de heliotropo y color de amatista...
Le mostré mi poema a un crítico estupendo
Y lo leyó seis veces, y me dijo... “¡No entiendo!”