APÓLOGO - Tatalla Sayeghir


El literato árabe Tatalla Sayeghir. de la primera mitad del siglo xix, en sus viajes por la Mesopotamia y las tierras del Eufrates, recogió, de labios de los tribus habitadoras de aquellas reglones, curiosas leyendas, anécdotas y relatos, entre los que se cuenta el siguiente apólogo que destaca el amor del árabe por su caballo, y encierra una hermosa lección moral.

A sus hermosos caballos
Aman con pasión los árabes,
Ya en los días de reposo.
Ya en los días de combate;
Por eso a Nabec, que es pobre,
Miran pequeños y grandes
Con la envidia de que objeto
Son los altos personajes;
Porque es dueño, pobre y todo,
De una joya inestimable,
De una yegua, que no tiene
En toda la Arabia nadie.
Daher es rico, muy rico,
Y se juzga miserable
Porque no tiene una yegua
Tan impetuosa y tan ágil.
Ofrece a Nabec por ella
Riquezas considerables,
Sus palacios, sus mujeres.
Sus cequíes, sus diamantes;
Pero Nabec le rechaza
Oferta tan importante,
Daher siente en el pecho
La mordedura del áspid,
La envidia que le atormenta,
Que consigue devorarle.
Discurre, por fin, el medio
De adquirir la joya; sabe
De Nabec la diaria ruta,
Y un día espera a que pase.
Cubre su cuerpo de harapos
Pinta y disfraza el semblante,
Parodiando de un mendigo
La más destrozada imagen,
Y dice a Nabec, que llega:
-De este infortunado apiádate,
Que por no poder moverse
Está pereciendo de hambre.
-Puedes montar a la grupa,
Dice Nabec, si te place.
Pero contesta el astuto.
Que no acierta a levantarse.
Entonces, compadecido
Nabec, se apea al instante,
Acerca a Daher la yegua.
Monta en ella el miserable
Que, no bien se mira dueño
De la silla, cuando parte
Diciendo:-Daher conquista
Tu jaca, ¡que Alá te guarde!
-Es verdad, la has conquistado
-Dice Nabec, conformándose-;
Pero te ruego que el caso
No lo refieras a nadie,
Porque, si llega a saberse.
Quizá por temor del lance.
De un mendigo verdadero
No se remedien los males.
Al oír estas palabras.
Reflexiona un breve instante
Daher, devuelve la yegua,
Y así le dice, abrazándole:
-Desde hoy quiero ser hermana
Del que da lecciones tales.
Y uno a caballo, a pie el otro,
Fueron camino adelante.