EL VENDEDOR DE NARANJAS - Juana de Ibarbourou


Un muchachuelo de brazos cetrinos
Que vas con tu cesta
Rebosando naranjas pulidas
De un caliente color ambarino;

Muchachuelo que fuiste a las chacras
Y a los árboles amplios trepaste,
Como yo me trepaba cuando era
Una libre chicuela salvaje.

Ven acá, muchachuelo; yo ansio
Que me vuelques tu cesta en la falda.
Pide el precio más alto que quieras,
¡Ah qué bueno el olor a naranjas!

A mi pueblo distante y tranquilo
Naranjales tan prietos rodean
Que en agosto semeja de oro
Y en diciembre de azahares blanquea.

Me crié respirando ese aroma
Y aún parece que corre en mi sangre;
Naranjitas pequeñas y verdes
Siendo niña enhebraba en collares.

Después, lejos llevóme la vida;
Me he tornado tristona y pausada.
¡Qué nostalgia tan honda me oprime
Cuando siento el olor a naranjas!

Si a otro pago muy lejos del tuyo,
Indiecito, algún día te llevan
Y no eres feliz, y suspiras
Por volver a tu vieja querencia...

Y una tarde en un soplo de viento
El sabor a tus montes te asalta...
Ya sabrás, indiecito asombrado.
Lo que es la palabra “nostalgia”.