LA OSA Y SU HIJO RECIÉN NACIDO - Fenelón


Nadie debe impacientarse por males que parecen irremediables, pues a veces los cura el tiempo. Así lo enseña la siguiente fábula de Fenelón, ilustre prelado y escritor francés, autor de las famosas “Aventuras de Telémaco”. El verdadero nombre del abate Fenelón (1651-1715). era Francisco Salignac de la Mothe, que en la Iglesia llegó a ser arzobispo de Cambral.

Tuvo un hijo cierta osa,
Horrible de modo tal,
Que era en vez de un animal.
Informe masa espantosa.

Con dolor y abochornada
Su madre, al ver su figura,
A consultar se apresura
A una corneja afamada.

Vecina suya vivía,
Sobre un árbol, obteniendo
Que por su mico estupendo
La aplaudiesen a porfía.

-¿Qué he de hacer, cara comadre,
De este monstruo? -le dijera-.
Estrangularle quisiera,
A pesar de ser su madre.

-¡Guárdate bien! -dijo así
La locuaz en el instante-.
Con angustia semejante
A más de una madre vi.

Vete, pues: cuida a tu hijo,
Que él llegará a ser hermoso.
Con el tiempo será un oso
Que honrarte podrá de fijo.

A la corneja creyó
La madre, que cuidadosa.
Desde entonces, digna osa,
A su hijo alimentó.

En fin; la deforme fiera
Se compuso, y fue su madre
A expresar a su comadre
Las gracias de esta manera:

-A no verme contenida
En mi impaciencia por ti.
Hubiera ahogado ¡ay de mí!
Al encanto de mi vida.

-No más a funestos males
Que impiden el bien, te des:
De la impaciencia ve, pues,
Los resultados fatales.