HORA DE FUEGO - Salvador Rueda


Quietud, pereza, languidez, sosiego...
Un sol desencajado el suelo dora
Y a su valiente luz deslumbradora
Queda el que mira fascinado y ciego.

El mar latino, y andaluz, y griego,
Suspira dejos de cadencia mora,
Y la jarra gentil que perlas llora
Se columpia en la siesta de oro y fuego.

Al rojo blanco la ciudad llamea;
Ni una brisa los árboles cimbrea
Arrancándoles lentas melodías.

Y sobre el tono de ascuas del ambiente,
Frescas descubren su carmín riente
En sus rasgadas bocas las sandías.