EL RETORNO - Rubén Darío


De vuelta a su país, Nicaragua, Rubén Darío saluda a la ciudad de León en estas sentidas estrofas, en que palpita un entusiasta amor patrio.

El retorno a la tierra natal ha sido tan
Sentimental y tan mental, y tan divino,
Que aun las gotas del alma cristalinas están
En el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.

Por el Anfión antiguo y el prodigio del canto
Se levanta una gracia de prodigio y encanto
Que une carne y espíritu, como en el pan y el vino

En el lugar en donde tuve la luz y el bien,
¿Qué otra cosa podría sino besar el manto
A mi Roma, mi Atenas o mi Jerusalén?

Exprimidos de idea y de orgullo y cariño.
De esencia de recuerdo, de arte de corazón,
Concreto ahora todos mis ensueños de niño 
Sobre la crin anciana de mi amado León.

Bendito el dromedario que a través del desierto
Condujera al Rey Mago, de aureolada sien,
Y que se dirigía por el camino cierto
En que el astro de oro conducía a Belén.

Amapolas de sangre y azucenas de nieve
He mirado no lejos del divino laurel,
Y he sabido que el vino de nuestra vida breve
Precipita hondamente la ponzoña y la hiel.

Mas sabe el optimista, religioso y pagano,
Que por César y Orfeo nuestro planeta gira,
Y que hay sobre la tierra que llevar en la mano,
Dominadora siempre, o la espada, o la lira.

El paso es misterioso. Los mágicos diamantes Di?
Y la corona o las sandalias de los pies,
Fueron de los maestros que se elevaron antes
Y serán de los genios que triunfarán después.

Parece que Mercurio llevara el caduceo
De manera triunfal en mi dulce país,
Y que brotara pura, hecha por mi deseo,
En cada piedra una mágica flor de lis.

Por atavismo griego o por fenicia influencia,
Siempre he sentido en mí ansia de navegar,
Y Jasón me ha legado su sublime experiencia
Y el sentir en mi vida los misterios del mar.

¡Oh, cuántas veces, cuántas veces oí los sones
De las sirenas líricas en los clásicos mares!
¡Y cuántas he mirado tropeles de tritones
Y cortejos de ninfas ceñidas de azahares!

Cuando Pan vino a América, en tiempos fabulosos
En que había gigantes, y conquistaban Pan
Y Baco tierra incógnita, y tigres y melosos
Custodiaban los templos sagrados de Copan,

Se celebraban cultos de estrellas y de abismos; 
Se tenía una sacra visión de Dios. Y era
Ya la vital conciencia que hay en nosotros mismos
De la magnificencia de nuestra Primavera.