EL COMEDOR - Francisco Jammes


Para muchas personas verdaderamente observadoras, las cosas también tienen alma, esto es. representan alga más que simples objetos Inanimados, y son capaces de sugerir las más variadas ideas. Francisco Jammes lo explica así en los versos insertos a continuación.

Hay un armario apenas lustroso en otros días
Oyó la voz de mis ancianas tías,
Oyó la voz del padre de mi padre
Y la voz de mi padre.

A sus memorias el armario es fiel.
Se engañaría al que creyera
Que tan sólo callar sabe. Yo hablo con él...

Y también hay un cuco de madera
Que ha perdido la voz no sé de qué manera.
Yo no se lo pregunto. Acaso se rompiera
La voz de su resorte, pura y
sencillamente Como la de un difunto.

Hay un antiguo aparador, oliente
A cera, a confituras,
A carne y a pan y a peras maduras.
Es como fiel sirviente
Que sabe que robar al señor está mal.

Han llegado hasta mí muchas visitas.
Hombres, mujeres. Nadie cree en tales almilas.
Y al ver entrar a un visitante, me sonrío
Cuando dice, al no ver ser vivo en torno mío: 
-Señor Jammes, ¿qué tal?