LA SACERDOTISA - Miguel de Unamuno


La siguiente poesía de Miguel de Unamuno tiene muchísima gracia, travesura y fina intención.

Y ahora... ¿qué quieres?
- ¡Dame otro bizcocho, mamita!
-Te comiste ya muchos, mi hija...
-No, si no es para mí...
-Pues entonces...
-Te diré; la muñeca, la chica,
El suyo me pide... y no es justo...
Ya ves... la pobrita...
-De modo que quieres...
-Para mí no, para ella, mamita.
-Pues bueno, ven, toma;
Es en premio de la picardía.

Y un beso de ruido
Al bizcocho añadió de propina.
Y se fue vencedora y cogiendo
Su muñeca la niña
Y arrimando a su boca pintada
El bizcocho: -Cómelo, querida;
¿No lo quieres? ¿no te gusta, prenda?
Pues entonces... mira,
¡Ya que tú no lo quieres,
Se lo come mamita!
La muy tuna zampóse el bizcocho;
Y ello es claro como el mediodía:
El ídolo come por boca
¡Claro está! de la sacerdotisa.