EL PAÑUELO ROJO - Luis Salles


La tranquila vida de los campos tiene también a veces sus incidentes peligrosos y hasta trágicos. Por fortuna, no llega a esto último el que con gran propiedad de colorido y amena gracia pinta en los siguientes versos el poeta francés contemporáneo Luis Salles.

El sol sobre la marisma
Lanza sus rayos de fuego.
Bajo los sauces, los toros
Sueñan, respiran el fresco,
Y en las aguas encharcadas
Hunden bien los cuatro remos.
Unos, la amarga retama
Buscan, y los tallos tiernos
Saborean; otros bajan
La testuz, y contra el recio
Tronco el enarcado lomo
Frotan y rascan mugiendo,
Mientras enjambre de moscas,
Arrojándose sobre ellos,
Chupa su sangre inflamada
Más bien a miles que a cientos.
Súbito, de la rumiante
Tropa se destaca fiero
Un toro, y clava la vista
En algo que ve a lo lejos.
Dos chicuelas, junto a un roble
Que el leñador echó al suelo,
Para formar su hacecillo
Ligan el ramaje seco.
Una de ellas los dos hombros
Cubre con rojo pañuelo,
Que al resplandor de la tarde
Brilla y fulgura sangriento.
Inclinada la cabeza,
Echando los ojos fuego,
Carrera veloz emprende
El furioso bruto. Presto
Baja al prado, el barranquillo
Cruza, y llega a los linderos
De la selva. Entre los árboles
Leves gritos suenan trémulos,
Y cual gentiles gacelas,
Por los angostos senderos,
La pareja, temerosa,
Pasa gritando y huyendo.
En larga pica apoyado,
El pastor atisba el riesgo,
Silba dos veces, y extiende
El ágil brazo. -¡Aún es tiempo!
Contra las dos campesinas
Va el toro seguro y recto...
¡Perdidas están...! De pronto
Sale un mastín al encuentro
De la res embravecida;
Y tal como en el desierto
Ataca y abate al búfalo
La pantera, así, en silencio,
Sin ladrar, terrible salto
Da el can, y al toro soberbio
En el blando morro clava
Los colmillos. Con esfuerzo
Desesperado se agita
El cornudo, y con tremendos
Mugidos; pero es vencido,
Y atrás vuelve a pasos lentos.
Mientras las dos niñas rubias
Tornan, por el soto, al pueblo;
Cogiendo van avellanas;
Charlando van y riendo;
Y a la mayor la pequeña,
La del purpúreo pañuelo:
-"¡Buen susto, dice, me ha dado
Aquel perrazo tan feo!