LA MARSELLESA


La canción nacional de Francia, conocida universalmente con el nombre de “La Marsellesa” fue compuesta en la noche del 25 de abril de 1702. Cuando llegó a Estrasburgo la noticia de la declaración de guerra contra Austria, el alcalde de aquella ciudad, Dietrich, reunió en su casa a varios de los voluntarios que iban a marchar. Hablando de la necesidad de tener un canto guerrero que animase a los soldados, se dirigió a Rouget de Lisie, joven capitán de ingenieros, y le pidió que, como poeta y músico que era, compusiera algo que mereciese ser cantado. Rouget se excusó al principio; pero vencido al fin por las instancias del alcalde y de otros de los presentes, se retiró por la noche a su cuarto y compuso el célebre himno que ha inmortalizado su nombre, y al cual intituló “Canto de guerra para el ejército del Rhin”. Algún tiempo después, llegó a París, procedente de Marsella, un batallón de voluntarios, los cuales, durante su larga ruta, habían ido cantando ese himno, que desde entonces fue llamado “Himno de los marselleses” y. posteriormente, por abreviación, “La Marsellesa”.

Versión española de Córdova Iturburu

Adelante los hijos de la Patria,
El día de la gloria amaneció:
En contra de nosotros el tirano
Su bandera sangrienta levantó.
¿No escucháis elevarse de los campos
De sus fieros soldados el clamor?
Han venido a arrancaros de los brazos
Vuestra paz, vuestros hijos, vuestro amor.

¡Las armas, ciudadanos!
¡Ejércitos formad!
¡Marchad! ¡Marchad!
¡La sed de nuestra tierra
La sangre apagará!

¿Qué quieren esas hordas sometidas
De traidores y reyes conjurados?
¿Para quién esos grillos y cadenas
Desde hace tanto tiempo preparados?
¡Para vosotros son, hijos de Francia!
¿Es posible ese ultraje soportar?
¡En una antigua servidumbre sueñan
Volvernos otra vez a esclavizar!

¡Las armas, ciudadanos!
¡Ejércitos formad!
¡Marchad! ¡Marchad!
¡La sed de nuestra tierra
La sangre apagará!

¿Esperan esas hordas extranjeras
Dictar la ley en nuestro propio hogar
Y esas torpes falanges mercenarias
Nuestro orgullo guerrero derribar?
¡Jamás -gran Dios- encadenadas manos
Su yugo a nuestras frentes uncirán!
¡Ni erigidos en amos esos déspotas
Nuestro claro destino regirán!

¡Temblad, tiranos! ¡Y vosotros, pérfidos!
¡De los humanos el oprobio sois!
¡Temblad, culpables de homicidas sueños!
¡El precio pagaréis de vuestro horror!
¡Ya todo se alza para combatiros!
¡Si un héroe joven muere, cara al sol,
Francia -¡la madre!- engendrará mil héroes
¡Que levanten la enseña tricolor!

¡Las armas, ciudadanos!
¡Ejércitos formad!
¡Marchad! ¡Marchad!
¡La sed de nuestra tierra
La sangre apagará!

¡Oh franceses, guerreros generosos!
¡No caiga el golpe del libertador
Sobre la triste frente de la víctima
Que a su pesar al déspota siguió!
¡Pero al tirano oscuro y a su cómplice
Sin compasión golpead, golpead, golpead!
¡No haya piedad humana para quienes
Humo y ceniza hicieron de tu hogar!

¡Amor, amor sagrado de la patria,
Sostiene nuestro brazo vengador!
¡Libertad, libertad idolatrada,
Combate al lado de tu defensor;
Que al grito varonil de tu llamado
Tras nuestra enseña la victoria irá
Y al sucumbir el enemigo tuyo
Nuestra gloria y tu triunfo mirará!

¡Las armas, ciudadanos!
¡Ejércitos formad!
¡Marchad! ¡Marchad!
¡La sed de nuestra tierra
La sangre apagará!


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