El gorrión y la liebre


Un maldito gorrión así decía
A una liebre, que un águila oprimía:
“¿No eres tú tan ligera,
Que si el perro te sigue en la carrera,
Le acarician y alaban como al cabo
Acerque sus narices a tu rabo?
Pues empieza a correr ¿qué te detiene?”
 De este modo la insulta, cuando viene
 El diestro gavilán, y le arrebata;
El preso chilla, el prendedor lo mata;
Y la liebre exclamó: “Bien merecido.
¿Quién te mandó insultar al afligido,
Y a más, a más meterte a consejero,
No sabiendo mirar por ti primero?”


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