Temístocles fortifica a Atenas por mar y consigue una gran victoria


No fue, sin embargo Leónidas, el espartano, quien derrotó a los persas; tal gloria cupo al ateniense Temístocles, pues el número de enemigos muertos por el primero en las Termopilas fue insignificante parte del gran ejército que contra los griegos mandó el rey de Persia.

No escapó a la perspicacia de Temístocles que Atenas podría defenderse con mucho éxito si dispusiera de una gran flota, y así aconsejó a los atenienses construyesen naves, cosa que ellos hicieron, y que les permitió convertirse en los más hábiles marinos de toda Grecia. Cuando llegó la hora del peligro, saltaron todos a sus barcos, después de haber dejado a sus mujeres e hijos en una isla cercana. Arengóles Temístocles a que lucharan por mar con los persas, diciéndoles que si lograban vencerlos así, hallándose éstos tan alejados de su patria, sería también fácil derrotarlos en tierra. Los griegos del sur de Grecia, región llamada Peloponeso, creyendo seguras sus comarcas, no se mostraron muy deseosos de luchar por mar, pero Temístocles estaba tan seguro de la victoria, que cuando algunos griegos intentaron salir embarcados, envió un mensaje a los persas rogándoles enviasen naves contra sus enemigos, simulando así un acto de benevolencia para con ellos. El resultado de tal estratagema fue que, no viendo los griegos otro medio, se decidieron a iniciar la lucha marítima. Entonces se dio la batalla de Sala-mina, en la cual quedó vencedora la escuadra griega, mandada por Temístocles. Las costas de Grecia, sumamente recortadas y llenas de islas, impidieron el desplazamiento de los barcos persas, que, por otra parte, desconocían el medio, mientras que las naves griegas eran más ágiles, por ser mucho más livianas. El mérito de Temístocles está justamente en haber sabido sacar partido de estas circunstancias. Esta victoria selló, en realidad, la paz, si bien hubo más tarde otra gran batalla campal de la cual salieron asimismo vencedores los helenos. En días posteriores querellóse Temístocles con los atenienses, y simulando amistad con los persas se acogió a su rey. Murió posteriormente envenenado por su propia mano, según dicen los historiógrafos.