Los macabeos lucharon por la fe y la libertad


Los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia, pero el rey persa les permitió luego volver a Jerusalén. Después de esta época y antes del nacimiento de Jesucristo, se formó el poderoso reino de Siria, cuyos gobernantes eran descendientes de un general griego que había pertenecido al ejército de Alejandro Magno. Estos reyes gobernaron en Palestina durante mucho tiempo, hasta que uno de ellos, llamado Antíoco, resolvió obligar a los judíos a que dejasen de adorar a su Dios, conforme al rito hebreo, y ofreciesen sacrificios a los dioses falsos. La actitud de Matatías y de sus hijos, en defensa de su fe, irritó al rey, quien los mandó matar. Pero uno de los hijos de Matatías, llamado Judas, incitó al pueblo a luchar por la libertad, para poder así adorar al Dios de sus padres. Judas era el más intrépido de todos, y por eso fue llamado Macabeo, que quiere decir "Martillo". De ahí que esta familia se denominase la de los Macabeos, a causa de haber elegido por su general a aquél.

Judas reunió una pequeña hueste de judíos, resueltos a morir por la fe y la libertad, y, aunque pocos en número, derrotaron completamente a las numerosas tropas que había enviado Antíoco, para someterlos, y rescataron a Jerusalén, de la que arrojaron a los soldados sirios.

Viendo los demás judíos que aquel puñado de hombres hacia tales estragos en los inmensos ejércitos del rey de Siria, se unieron a los Macabeos e impidieron que los generales enemigos pudiesen sojuzgarlos, y, aunque Judas murió en una batalla donde sus secuaces, por ser tan corto su número, fueron arrollados por las poderosas fuerzas del enemigo, es indudable que él logró la libertad del bravo pueblo al que pertenecía.