La poesía lírica española y su paladín: Juan Pamón Jiménez


Podríamos decir que Juan Ramón Jiménez, estaba predestinado para el divino servicio de la poesía, desde que vino al mundo en Huelva, al finalizar el año 1881.

Ya desde su adolescencia despierta el interés de los críticos por la fuerza de su expresión. Y si se advierten ciertas influencias de los poetas simbolistas franceses, entonces tan en boga, se debe reconocer que él fue forjando poco a poco sus propios perfiles y cristalizando una individualidad y una singular voz poética.

La primera época de Jiménez se inicia con Arias tristes en 1902 e incluye Jardines lejanos, Pastorales, Elegías y Soledad sonora; podría considerarse terminada con sus Sonetos espirituales de 1917.

La segunda se inaugura con el Diario de un poeta recién casado, comprende Eternidades, Piedra y cielo y concluye con su Segunda Antología de 1931.

La tercera etapa comienza con Melancolía, se integra con Criatura afortunada, Flor que vuelve, Sitio perfecto, Pájaro fiel, y llega hasta las postrimerías de su incesante quehacer milagroso.

Juan Ramón Jiménez compuso en prosa el famoso Platero y yo, y Españoles de tres mundos, joyas de la prosa poética. Mereció el Premio Nobel de Literatura en 1956.