Cuando Polonia detuvo las hordas mongólicas


Pero no eran los germanos los únicos que amenazaban su libertad. En el siglo xiii, hordas de tártaros de Mongolia atravesaron Asia, conquistaron a Rusia oriental e intentaron llegar hasta la parte occidental de Europa, cruzando por Polonia, sin que llegasen a conseguirlo: ésta se colocó, como un poderoso centinela, a las puertas de Europa e interceptó el paso a todas las hordas mongólicas, aunque para ello debió combatir esforzadamente y soportar todos los rigores y sufrimientos de la lucha.

Subsisten en Polonia ciertas costumbres que datan de la época de las invasiones de los tártaros. Una de ellas es la procesión de Konik o del pequeño caballo, que se efectúa en Cracovia todos los años para conmemorar la heroica muerte de Micinsky, un bravo guerrero que la salvó de los mongoles gracias a que toda la noche galopó por la ciudad preparando al pueblo contra las hordas invasoras. Para esta procesión, un labriego, vestido a la antigua usanza y montado en un caballito, sale por las calles de Cracovia, con una especie de maza rellenada de paja, y enfervoriza a la multitud. Su paso es anunciado por tambores y flautas, así como por los regocijados gritos de los niños, que gozan siguiéndolo.