Una fugaz incursión al pasado de las islas Hawaii, la 50º estrella de la bandera estadounidense


En las islas Hawaii la Naturaleza esmeró sus cuidados para ofrecer al hombre un escenario casi paradisíaco. Separadas por el Pacífico, 3.360 kilómetros en dirección Sudoeste, del área continental estadounidense, las islas Hawaii forman una verdadera frontera marítima. Son ocho islas mayores y varios islotes.

Las islas principales son, de oriente a occidente: Hawaii, Maui, Kahoolawe, Lanai, Molokai, Oahu (donde se alza Honolulú, la capital del Estado), Kauai, y Niihau. Entre las islas menores, las principales son las de Kaula y Nihoa.

Grandes volcanes apagados o en actividad, calcinadas rocas, caprichosas grutas y lagos subterráneos, campos de lava petrificada, altas cimas envueltas en sudario de nieve, rasgado a trechos por las rojizas lavas que vomitan los cráteres; torrentes que se precipitan desde las colinas al valle; selvas y bosques que alternan con llanuras de negro o ceniciento suelo, formadas por la ceniza o los detritos de piedras arrancadas por tremendas convulsiones; mantos de verdura que la pródiga Naturaleza extiende sobre capas de lava y escorias; feraces y hermosas vegas, regadas por mansos arroyuelos; tierras fértiles y laborables, a las que no surcan arroyo ni río, donde adquieren las plantas vigor y desarrollo extraordinario, por efecto de la humedad constante que producen el rocío y el descenso de las nubes; millares de flores de todos los tamaños, formas y matices; y todo bajo un cielo siempre puro, en medio de una atmósfera clara y despejada, en una primavera perpetua: tal es el aspecto general del archipiélago, conjunto de aspectos particulares, los más variados y maravillosos que puede llegar a concebir la fantasía y que son fuente perenne de agradable sorpresa para el viajero que llega hasta sus encantadoras playas.