El año 1918, decisivo de la guerra, y Foch, jefe único de los aliados


Al iniciarse el año 1918 comenzaron a desembarcar en Europa las fuerzas de los Estados Unidos, bien pertrechadas, con soldados de refresco y dispuestos a obtener la victoria. De este modo, las líneas aliadas se reforzaron y se hizo evidente que no tardaría el alto comando en lanzar una ofensiva que podía ser decisiva. Los alemanes lo comprendieron inmediatamente y se apresuraron a dar el golpe primero. Privando hasta lo indecible a los civiles, lograron pertrechar y alimentar convenientemente a sus soldados, y así preparados, lanzarlos a la ofensiva final. La situación era crítica; si los alemanes conseguían romper las líneas aliadas, resultaría imposible arrebatarles el triunfo.

El ataque alemán comenzó apuntando hacia París; sus mejores divisiones actuaban como tropas de choque, y a los pocos días su ofensiva se perfiló como un verdadero éxito. Además, los aliados no actuaban bajo un comando, pues cada nación tenía el suyo, y eso desorganizó las operaciones defensivas. Por ello, británicos y franceses convinieron batallar bajo las órdenes de un único jefe, cargo para el que fue designado el generalísimo francés Foch, quien era entonces jefe del Estado Mayor del ejército francés.

Los éxitos iniciales de la ofensiva alemana no descorazonaron a los aliados, que tenían fe en la victoria. Foch preparó un plan de batalla que consistió en dejar que el enemigo desgastara sus fuerzas en continuos ataques, no contraatacar, y así reservar hombres para el momento oportuno. Después de tres poderosas ofensivas, cuando parecía que los alemanes dominaban la situación, Foch dio la orden de contraatacar. Las tropas aliadas se lanzaron a su vez a la ofensiva, tomaron cansado y con sus líneas de abastecimientos muy desorganizadas al enemigo, y gradualmente reconquistaron el terreno que habían perdido. De contraofensiva, el ataque aliado se convirtió en verdadera ofensiva, y se vio entonces a los ejércitos alemanes desbandarse y ceder sus posiciones sin ofrecer mayor resistencia.

En setiembre de 1918 los alemanes habían perdido todo el terreno conquistado en tres años de dura lucha y se veían encerrados en sus fronteras. Foch preparaba el ataque final, para aniquilar su resistencia, cuando llegó el pedido de paz por parte de los Imperios Centrales.