Las colonias del sur y la constitución fundamental


Además de las colonias del Norte y de la costa central, se fundaron otras en número de tres, en el Sur.

Al ser restaurado Carlos II en el trono de sus mayores, algunos de sus amigos le pidieron tierras en América; y como al monarca nada le costaba, se apresuró a acceder, concediendo a ocho señores -1663-, con el título de Lores Propietarios, una vasta extensión del territorio al sur de Virginia, que se dilataba desde el Atlántico al Pacífico; en 1665 se extendió todavía más la concesión y se añadieron territorios que son los que constituyen hoy las dos Carolinas, Georgia y los estados al Oeste de los mismos.

Deseosos los propietarios de dar a los establecimientos que fundaron una constitución sabia y duradera, se dirigieron con este objeto al célebre filósofo Locke para que les redactara un código político. Locke dividió la población en tres clases: nobles, hombres libres y esclavos, cuyo comercio se autorizaba. El que nacía esclavo, seguía siéndolo sin redención, y el amo tenía sobre él derecho de vida y muerte. La población libre se componía principalmente de cazadores, pescadores y algunos labradores.

La colonia del Sur, alrededor de Charlestown, se desarrolló mucho más que la del Norte, hasta que, por fin, quedó dividida la Carolina en dos provincias: del Norte y del Sur. Y como los propietarios no obtenían grandes beneficios y no los guiaba ningún objetivo religioso, como a lord Baltimore respecto a los católicos o a Guillermo Penn respecto a los cuáqueros, prestaban poca atención a aquellos territorios, y aun algunos vendieron sus lotes por muy poco dinero, contentos con evitar así frecuentes quebraderos de cabeza.