Cómo creyó el capitán Cook haber llegado a las playas del "paraíso terrenal"


Cuando el capitán Cook zarpó de Gran Bretaña en su navío Endeavour, en 1768, por orden de Jorge III, con el objeto de descubrir para su patria nuevas tierras en los mares del Sur, dobló el cabo de Hornos y halló la ruta que lo condujo a ciertas islas situadas en medio del gran océano Pacífico, que ahora se llaman islas de la Sociedad, y pertenecen a Francia desde 1843 por cesión de Gran Bretaña. Son tan hermosas que frecuentemente se las denomina el paraíso terrenal.

A pesar de ser estas islas deliciosas -y hay tantas que el capitán Cook consideraba trabajo ímprobo el explorarlas todas- el Endeavour tuvo que abandonarlas y encaminarse a la tierra que cien años antes había sido llamada Tierra de los Estados o Nueva Zelanda por el navegante holandés Tasman.

Muchos siglos antes, un navegante de tez morena y cabello ensortijado, jefe de tribu, arribó a estas costas con su larga canoa, se posesionó con placer de los bancos, riscos y árboles de la isla del Norte y, al saltar con sus bravos hombres a tierra, exclamó: ;.Ao-ti-roa.' es decir “Extenso mundo brillante”. Habían sido arrojados de sus hogares en las remotas islas del Pacífico por la fuerza de la guerra, y hasta el día de hoy, aunque apartados, los habitantes de las islas orientales de la Polinesia y el pueblo maorí, que los europeos encuentran en Nueva Zelanda, tienen de común las mismas antiguas leyendas y costumbres, y hablan un idioma muy parecido. El capitán Cook empleó seis meses en el reconocimiento del “Extenso mundo brillante” y descubrió que había dos grandes islas, separadas por los estrechos que ahora llevan su nombre, y otra pequeña hacia el Sur: es decir, la isla del Norte, la isla del Sur y la isla Stewart.

En su diario describe el capitán Cook la apostura y vigoroso aspecto de los maoríes, el curioso tatuaje de sus caras, los vestidos de plumas y los adornos de piedras verdes. Menciona también su disposición guerrera, si bien, en general, parece que le fue muy bien con ellos.

El Endeavour tuvo que proseguir una vez más su viaje; entonces, dejando los exploradores el cabo Farewell, como ellos lo llamaron, en la punta norte de la isla del Sur, y navegando más de mil millas en dirección noroeste, llegaron finalmente a la costa oriental de Nueva Holanda, ahora Australia.

Pasaron algunos años, después de esta exploración del capitán Cook, sin que los maoríes fueran visitados más que por balleneros, mercaderes y aventureros. La colonización propiamente dicha y toma de posesión por Gran Bretaña, datan de 1840. Al principio hubo, desgraciadamente, guerras que duraron bastantes años, motivadas principalmente por la posesión y la venta de los terrenos.