Los primeros pasos de la inteligencia del hombre


La inteligencia, como toda la vida que hemos llamado psíquica, es sumamente rica, y por eso no podemos abarcarla en una sola mirada. Como estudiamos las distintas vertientes de una imponente montaña, así debemos examinar las distintas facetas de esa mole imponente que es la inteligencia.

La primera función que nos interesa es la que llaman los filósofos el concepto o la idea. Todos los hombres nacen inteligentes: aun el niño más pequeño tiene la capacidad de pensar. Pero no nacemos con pensamientos; nuestra inteligencia, en el momento inicia] de nuestra vida, está vacía. Es necesario, pues, que los pensamientos vengan hasta nosotros desde afuera. Y, ¿cómo vienen los pensamientos? Ya lo dijimos antes: entran en nosotros por la humilde puerta de los sentidos; nuestras sensaciones, receptáculo de todas las cosas, vuelcan, en el seno del espíritu, sus imágenes con las que la inteligencia hará sus ideas. Esta elaboración se halla llena de poesía y misterio, y no se compara a un simple recibir de algo totalmente hecho. Lo que ocurre se asemeja a lo que acaece cuando el fermento cae en la masa y ésta se convierte en pan, o cuando el surco de la tierra recibe la simiente y se forma una nueva vida. Las sensaciones son como la semilla, la inteligencia es como el surco maternal, y de la semilla triturada y macerada por la actividad intelectual nace el nuevo hijo, que es la idea, el concepto. Porque la idea viene de la semilla que son las cosas tal como nos las entregan las sensaciones, las llamamos ideas, es decir, imagen, representación del mundo que nos rodea; y porque la idea fue concebida por la inteligencia, la llamamos concepto, señalando que es imagen dicha al modo de la inteligencia, que es el modo del espíritu.