Quo Vadis?

Para reponerse de la fatigosa campaña contra los partos, Marco Vinicio regresa de Armenia con la frente coronada de laureles y el alma llena de ilusiones. Es sobrino del refinado Petronio, aquel famoso arbiíer elegantiarum, arbitro de la elegancia de aquel tiempo.

Un accidente sufrido casi a la entrada de Roma, hace que Vinicio sea atendido en casa de Aulo Plauto, donde conoce a Calina. Esta preciosa muchacha, llamada también Ligia -en recuerdo de su patria lejana-, resulta ser hija de un jefe ligio, quien la entregó al Imperio en rehén, y como tal es educada en casa del patricio Aulo donde la quieren como una hija. Marco Vinicio se enamora perdidamente de la joven y se propone conseguirla para sí.

La joven, que ha sido educada con gran cariño por el patricio y su esposa Pamponia Grecina, quienes la consideran y tratan como si fuera su propia hija, es cristiana como su madre adoptiva y como su fiel servidor ligio, el gigantesco y forzudo Ursus.

Repuesto del accidente que lo retuvo diez días en casa de Plauto, Vinicio visita a su tío Petronio y, al referirle su amor por la joven Ligia, le suplica interponga su influencia y su prestigio ante el emperador Nerón para poder satisfacer sus ardientes deseos.

Con la naturalidad y despreocupación características de las costumbres romanas de la época, Petronio se vale de su ascendiente sobre Nerón, quien admira su talento y teme su ironía, para conseguir que éste reclame a la muchacha, que le pertenece como rehén del Imperio, y la haga conducir a palacio, con el propósito de entregársela luego a Vinicio.

Al día siguiente, ante el dolor impotente de sus padres adoptivos, la joven es arrancada de su hogar y conducida a la imperial morada. En un festín orgiástico que allí se celebra presidido por Nerón -quien canta y recita sus versos entre los aplausos y entusiastas aclamaciones de sus adulones-, se hace asistir a Ligia, a la cual Vinicio se acerca con todo cariño y es bien recibido por la joven, que lo ama candorosamente y ve en él a un seguro protector en aquel ambiente de corrupción. Pero enardecido por las continuas libaciones, va el joven aumentando su osadía, hasta que, embriagado, pretende abusar de ella, y es rechazado por la virtuosa y aterrada doncella. Ursus, que la ha acompañado a palacio y observa la escena escondido tras una columna, acude en su ayuda, se la lleva de la sala y la entrega a los cuidados de una esclava de Nerón que simpatiza con los cristianos.

Según lo convenido con el emperador, al día siguiente van los esclavos de Vinicio al palacio de Nerón en busca de Ligia, entregada en custodia al joven patricio, pero en el camino hacia su casa la litera que la conduce es asaltada por un grupo de hombres encapuchados, capitaneados por Ursus. En la lucha que sigue, los servidores de Vinicio son puestos en fuga. Ursus toma a Calina en sus fuertes brazos y desaparece con ella.