Picaporte salva a sus amigos, pero es hecho prisionero por los indios


Los pasajeros se salvaron gracias a Picaporte que, arrastrándose por debajo de los vagones, logró desenganchar la máquina del resto del tren de modo que, mientras ella se alejaba sola, los vagones fueron a parar a la estación del fuerte Kearney. Los indios huyeron antes de llegar allí, temerosos de encontrarse con las fuerzas que lo guarnecían.

Sin embargo, se echó de menos a Picaporte y a otros dos, a quienes los indios habían cogido prisioneros; y como es natural, mister Fogg no quiso continuar su camino hasta volver a encontrar a su criado. Se mandó una compañía de soldados en persecución de los siux, y al día siguiente volvieron acompañados de Picaporte y de los otros dos, que habían sido rescatados con vida. Pero durante este tiempo se había vuelto a formar el tren y continuó su viaje a Nueva York. El siguiente tren no salía hasta la noche. Esto producía un retraso considerable, pues mister Fogg debía tomar el vapor de Liverpool a las nueve de la noche del 11 en Nueva York. Pero como la tierra estaba cubierta de nieve y el viento soplaba con bastante fuerza, quedaba aún la probabilidad de hacer velozmente el recorrido en un trineo de vela.