Fausto bebe el filtro de la juventud y ve la imagen de Margarita


Descendieron luego a la cocina de una bruja, la cual podía devolver a Fausto la juventud necesaria para gozar de la vida en toda la plenitud de sus alegrías.

-Estas brujerías v sortílegos me repugnan -observó Fausto-. ¿No se podría obtener de un espíritu bueno el bálsamo que necesito? ¿No hay otro medio de volver a la mocedad?

-Sí -respondió Mefistófeles-. Sal al campo, cava la tierra, encierra tu espíritu y tu cuerpo dentro de la valla de tu voluntad; sé parco y sencillo en tu mesa; sólo así serás joven hasta los ochenta años.

Pero tal régimen no se adaptaba al carácter y naturaleza del doctor Fausto.

-Entonces -concluyó el diablo- no nos quedan más que los sortilegios.