Hércules con su maza


Hércules, el héroe famoso, hijo de Júpiter, estaba destinado, como es natural, a ser entronizado entre los dioses en el cielo; por eso le asignaron los griegos un puesto de honor, con su maza en la mano derecha, y una rama de manzano en la izquierda, en memoria de las manzanas de las Hespérides, y arrodillado, teniendo a sus pies una lira.

Refiere la leyenda que, hallándose un día Hércules combatiendo con piedras, acabáronsele éstas. Entonces Júpiter, viendo el peligro en que su hijo se hallaba, hizo caer un chaparrón de guijarros redondos. Hércules agachóse a recogerlos y arrojándolos a sus enemigos, derrotólos. Por eso se lo representa arrodillado.

Muchas son las historias que se cuentan acerca de sus proezas y de su maravillosa fuerza física; pero las más portentosas fueron sus doce trabajos con motivo de los cuales, el oráculo de Delfos prometióle la inmortalidad si los llevaba a feliz término. Fueron estos trabajos dar muerte al león de Nemea, a la Hidra o serpiente acuática, y a las aves monstruosas; capturar un ciervo que tenía las pezuñas de bronce y las astas de oro, el jabalí de Erimanto, el toro loco de Creta, las yeguas de Diomedes, los bueyes de Gerión, y el Cerbero, perro guaixtián del infierno; apoderarse del cinturón de Hipólita y de las manzanas de oro de las Hespérides. Quemado por propia voluntad en una pira, su espíritu fue transportado en una nube al Olimpo, donde se casó con la diosa Hebe, y obtuvo así la inmortalidad.


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