El hijo que cumplió su obligación


Cierto soldado, dejando en casa a su mujer y a un hijo, emprendió un largo viaje. Sucedió que este soldado fue hecho prisionero, pero, aunque el encierro era muy riguroso, con todo pudo escribir a su esposa, rogándole que hiciera todo lo posible para recoger una suma de dinero que le permitiera rescatarlo,

Sintió tanto la esposa las tristes noticias y lloró tanto, que al fin quedó ciega. Esto produjo una gran turbación en el hijo, por no saber qué hacer en caso tan apurado; ansiaba volar en socorro de su padre, pero al mismo tiempo no podía sufrir la idea de dejar abandonada a su madre mientras durase su ausencia.

Después de haberlo pensado algún tiempo, se decidió al fin por ir a rescatar a su padre; pero antes de marchar, dio todas las disposiciones necesarias para que durante su ausencia viviera la madre entre sus amigos y fuera bien asistida. Luego emprendió el viaje hacia el punto en donde se hallaba prisionero su padre, obtuvo el rescate, y de nuevo se halló la familia unida y feliz, pues la madre fue recobrando poco a poco la vista.