Marzo


El tercer personaje que desfila en el mitológico cortejo yérguese altivo sobre un dorado carro, arrastrado por dos caballos llamados el Terror y la Fuga. Su aspecto es el de un guerrero temible, de porte arrogante y majestuoso; su diestra empuña poderosa lanza, y mientras con el brazo izquierdo sostiene alzado su luciente escudo, levanta la cabeza tan alta, que los relámpagos juguetean sobre su bruñido casco. Es Marte el dios de la guerra.

Los romanos le consideraban además como un dios omnipotente a causa de su gran poderío y fortaleza. Pedíanle la lluvia para los campos, y le consultaban en sus asuntos privados, sacrificando sobre su ara ya un caballo, ya una oveja; ora un lobo o una picaza, o bien un buitre.

Solían también los soldados al ir a la guerra, llevar consigo una jaula con polluelos, consagrados a Marte; y antes de entrar en combate daban trigo a estas sagradas aves, observando atentamente si lo comían o lo rehusaban. Por medio de tales prácticas creían adivinar si tenían propicio y favorable a Marte, o si, por el contrario, había augurios de un combate difícil y de dudoso éxito. Veían también en el trueno y en el relámpago señales del poder e indignación de Marte, que ha dado su nombre al tercer mes del año.


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