EL PALOMO Y LA URRACA


Jamás debemos decir: “Lo sé, lo sé” cuando alguien nos cuenta algo, porque esto es lo que el palomo silvestre dijo a la urraca.

El palomo silvestre es un pájaro tonto y descuidado, y tiene por nido un revuelto montón de ramas, entrelazadas de cualquier modo en la hendidura de un tronco, donde se estremece de frío en invierno, y entonces se le puede oír cantar con tono lastimero:

Cuando toda la tierra en flor esté, Linda glorieta construiré Para servir de albergue a dos.

Pero cuando salen las verdes hojas y los campos se engalanan de flores, nuestro palomo se olvida de cuánto frío sintió en invierno, y canta alegremente:

Ahora toda la tierra en flor está; ¿Quién una hora gastar querrá De una glorieta en la labor?

Una mañana, sin embargo, la urraca se compadeció de él y empezó a enseñarle cómo se hacía un nido bonito, caliente y cómodo; pero todo el tiempo el tonto del pichón, que no sabía una jota del arte de anidar, estuvo diciendo:

-¡Lo sé, lo sé, lo sé!

Y al fin la urraca se enfadó, y se fue y dijo-

-Pues bien, si ya lo sabes háztelo todo tú mismo.

Por eso el palomo silvestre tiene únicamente unos pocos trozos de rama para hacerse el nido.


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